El comercio exterior y las importaciones en 2023

De la incertidumbre internacional a las dificultades para importar en la Argentina

El panorama local enfrenta desafíos que continúan condicionando el desempeño macroeconómico en 2023 y que formarán parte del escenario que recibirá el próximo gobierno en diciembre. Las empresas operan en una economía con menor disponibilidad de divisas, restricciones a las importaciones, inflación elevada y menor nivel de actividad que en los dos años previos. El contexto internacional condiciona el panorama nacional, con dificultades en el comercio exterior, la tasa de inversión, la situación cambiaria, el financiamiento público y privado y la performance económica general.


12 de abrol de 2023  | Fuente: CIRA

La CIRA elaboró un informe de carácter técnico y económico, con información de orden nacional e internacional. En este documento se indican las expectativas que analizan para el sector del comercio exterior durante el año 2023, con proyecciones y datos estadísticos.

El 2023 es un año incierto para la economía, en el que las elecciones presidenciales marcan el ritmo y la falta de reservas internacionales y las restricciones en el mercado de cambios imponen límites a la política económica. En la actualidad, la inflación se ubica por encima de 100% anual y las reservas internacionales netas son menores a un mes de importaciones (en torno a US$ 4.500 millones). Las inconsistencias macroeconómicas se reflejan principalmente en dos variables: la inflación y la pérdida de reservas.

La inflación genera expansión del consumo privado financiado con emisión monetaria y pesos atrapados por el cepo. En este marco, la dinámica de precios y demás variables nominales se fueron acelerando, pasando del 50% en 2021, luego al 90% en 2022 y se cruzó la barrera del 100% en 2023. En 2022 se emitió 10% del PBI para financiar al Tesoro. La compra de bonos, el dólar soja e intereses de bonos buscaron ser instrumentos para corregir algunas inconsistencias. 

En ese marco, se mantiene la inercia inflacionaria y el exceso de pesos. Ello conduce a una mayor demanda de bienes y servicios o bien la búsqueda del resguardo, que impulsa la suba de los tipos de cambio no oficiales y mantiene la brecha cambiaria en torno a 100%, según el tipo de cambio considerado. Por su parte, el ajuste monetario implica tasas de interés más elevadas que incrementan el problema de la deuda del Banco Central (Leliqs), que se utilizan para esterilizar la emisión que financia al Tesoro. De todos modos, la aceleración inflacionaria erosiona los salarios reales.

La restricción al acceso a las divisas (cepo importador) es recesiva e impacta por el lado de la oferta, considerando la gran participación de las compras externas en los procesos productivos. El frente externo envía señales que se compensan parcialmente: por un lado, los precios de la energía a la baja ayudan a atenuar el déficit energético. Por otro lado, la mayor fortaleza del dólar a nivel global y los buenos números esperados para la cosecha de Brasil podrían empujar hacia abajo los precios de las materias primas agrícolas, que todavía se mantienen en valores elevados en términos históricos. 

Luego de un año de crecimiento en 2022, inclusive alcanzando niveles 8% superiores a la actividad prepandemia, los datos de actividad comenzaron a mostrar signos de agotamiento. Luego del máximo de agosto pasado, el nivel de actividad se retrajo los tres meses posteriores, con contracciones marcadas en algunos sectores. Por ejemplo, en diciembre pasado, la actividad de la construcción se contrajo 10% anual y 3,5% respecto del mes anterior y la actividad industrial lo hizo un 2,7% anual y 1,2% mensual en dicho mes.

A esto se suma que la economía del corriente año está condicionada por una sequía que restaría en torno a US$ 10.000 millones a las exportaciones, dificultando aún más la disponibilidad de dólares y por ende complicando el panorama importador. Las restricciones a las importaciones resultaron en el actual esquema la válvula que se abre o se cierra dependiendo de los dólares disponibles. Con la escasez de dólares actual y proyectada, la anterior dicotomía de incentivar el nivel de actividad a costa de distorsiones en otra variable luce imposible. 

La sequía genera una reducción de la producción agropecuaria de la campaña 2022/2023 y por lo tanto caída de exportaciones, principalmente por menores cosechas de trigo, soja y maíz. La expansión de las importaciones en 2022 fue financiada en parte por el incremento de la deuda externa privada, que alcanzó un máximo hacia el tercer trimestre de 2022, de acuerdo con un informe reciente del BCRA. El menor ingreso de divisas por exportaciones y el menor financiamiento de las importaciones son los principales hechos a seguir en el comercio exterior. Las exportaciones se ubicarían en torno a US$ 80 mil millones y las importaciones en US$75 mil millones, según el REM del BCRA.

En definitiva, el 2023 puede vislumbrarse como un año con menor oferta de dólares y restricciones de acceso a divisas (cepo), inflación creciente, presión cambiaria y con severos riesgos financieros dada la emisión acumulada (y la necesaria para 2023) y los fuertes vencimientos en pesos. En el plano social, la pobreza creciente, que podría ubicarse en torno a 42% (desde el 36,5% del primer semestre de 2022) y con desempleo en la zona de 8,5%. Se espera una caída de la actividad económica (entre 2,5 y 3%) por el efecto de la sequía y por la menor disponibilidad de dólares que complicaría de forma adicional la provisión de bienes importados. Adicionalmente, el Gobierno se encontrará en la disyuntiva entre cumplir con la meta del FMI en el plano fiscal o impulsar la demanda con un mayor gasto público. Lo primero, agregaría un factor adicional de contracción, aunque lo segundo distorsionaría aún mas las variables económicas con final incierto. 

El Gobierno deberá elegir entre lo malo o lo peor. Desde el último trimestre de 2022 se registró un leve ajuste fiscal, buscando cumplir con las metas establecidas con el FMI (2,5% en 2022 y 1,9% en 2023). De todos modos, el objetivo de ordenamiento fiscal podría verse desafiado en el año electoral por la propia facción de gobierno que busque un nuevo impulso al gasto público. 

 

 



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