Recuperar la chacras del Valle de Tulum y su soberanía alimentaria
En el Valle de Tulum, principal oasis cultivable de la provincia de San Juan, la extinción de las chacras ha constituido material de análisis en numerosas publicaciones periodísticas.
Más allá de la sequía perfecta actual, la pobreza rondando el 50% de la población y las políticas macroeconómicas adversas a economías regionales como la nuestra; desde el año 2007 al 2022 se redujo un 55% la superficie hortícola provincial. De las históricas 11.000 hectáreas de huertas hoy quedan cerca de 5.000.
En el año 2020, un informe de Federación Agraria del Oeste, hoy presidida por Blanca Montenegro pero entonces por Jorge Suárez, junto al IDS de la UCCuyo; alertó sobra la urgencia de potenciar la horticultura sanjuanina.
Desde el INTA su responsable en San Juan, licenciada Mónica Ruiz consignó: "según los datos del Censo Nacional Agropecuario 2018 del INDEC, la superficie cultivada de hortalizas es de 4.273,8 hectáreas, que representa el 5,6% del total de superficie cultivada de la provincia. Los principales cultivos hortícolas son el tomate para industria y en fresco, la cebolla, el ajo, espárragos, zapallos tipo anco y calabazas, entre otros".
"Hoy se estiman en unas 5.000 hectáreas las chacras con unas 2.800 de tomate, casi 1.000 de semillas hortícolas, otras 1.000 hectáreas de cebolla y unas 600 hectárea de una diversidad de más de 30 especies para el mercado local y nacional", agregó confirmando que el censo satelital del INTA el año pasado confirmó el dato, "El mapa de cultivos del año pasado también rondaba en 5.000 hectáreas".
Para complicar, esta semana con la devaluación acordada por Massa con el FMI y el adiós al dólar agro, sentenció a muchos pequeños chacareros. Desde Rawson Agraria, por ejemplo, Antonio de la Torre informó los costos de las 10 mil semillas para una hectárea de melón en $ 400 mil. Se necesitan, si es primicia, unos $557 mil pesos más entre mulching plástico, manta térmica, fertilizantes y sin contar demás agroquímicos.
Fenómeno de estudio
Los nuevos barrios dinamitaron el oasis productivo y desde un satélite San Juan hoy parece Ucrania. Una red de riego contaminada y abandonada por los municipios hacen el resto del trabajo sucio.
Tal es este proceso añoso, que un grupo de geógrafos locales conducidos en un principio por la magister en geografía Mónica Escuela, investiga sobre las modificaciones en la socio-geografía urbana de San Juan, sistemáticamente, desde 1994 y en el ámbito de las Universidades Nacional y Católica de Cuyo.
Con rigor científico, se mide el crecimiento de la planta urbana del Área Gran San Juan (AGSJ) a expensas de la modificación del espacio agrícola de las áreas rurales circundantes. Se parte de adherir a los resultados de las investigaciones en problemas urbanos a nivel mundial, que especifican que las ciudades son más eficientes y cumplen su función de manera óptima, cuando alcanzan altas densidades y son heterogéneas en sus actividades.
Las investigaciones confirman un proceso de crecimiento urbano del Gran San Juan sin un patrón ordenado. La ciudad crece por el juego de dos grupos de actores:
- La clase social de altos ingresos demanda grandes superficies por unidad habitacional, privilegia las zonas con alta calidad ambiental y se instala también en las zonas productivas.
- Los migrantes urbanos de estratos sociales más bajos, que asumen dos modalidades: la ocupación espontánea en espacios de escasa calidad ambiental y la otra es la ocupación dirigida por el Estado a través de planes de vivienda social en zonas productivas de la periferia del oasis.
Esto proceso genera diversos problemas:
- En San Juan el suelo apto para el desarrollo de las actividades agrícolas es un bien muy escaso.
- El conjunto urbano llamado Gran San Juan se instala sobre el Oasis de Tulum, mayor espacio agrícola del territorio provincial en el que se concentra más del ochenta por ciento de la población.
- En el oasis se instala la mayor parte de la infraestructura para la producción agrícola: red de riego, bodegas, empacadoras y plantas agroindustriales.
- La expansión de la población hacia la periferia y los planes de vivienda ocasionaron y ocasionan la destrucción de suelo fértil con el consecuente deterioro económico de la población rural y deficiencia en la infraestructura el equipamiento y la administración por insuficiencia o sobre utilización. En las nuevas áreas de crecimiento, el proceso genera deterioro ambiental, desorden y anarquía.
Para la próxima gestión de gobierno se impone un programa integral para el recupero de las chacras urbanas y la soberanía alimentaria, contemplando un plan de ordenamiento territorial y la reconstrucción del oasis productivo.