Contenedores a la deriva
El sector marítimo controla muy bien la mercancía que transporta mediante los manifiestos de carga, los famosos “conocimientos de embarque (bill of lading)”. Estos documentos suponen un aval para el contrato entre el exportador y la empresa a cargo del traslado de la mercancía, ya que con él se acredita que el transportista es el responsable de la mercancía durante el viaje. En el transporte marítimo existen muchas cláusulas diferentes, dependiendo de cómo varía la responsabilidad sobre la carga transportada. La empresa naviera siempre busca que la mercancía esté asegurada, porque de lo contrario el transportista sería el responsable en caso de accidentes. Todos los involucrados en el negocio marítimo se preocupan por el valor de la carga, y por su reposición en caso de pérdida. Se trata de mercancías que generalmente se transportan en contenedores.
En la última década, de varios cientos de millones de contenedores que deben existir en el mundo, se pierden más de 1300 de media al año por los mares y océanos del globo. Cuando por diferentes motivos esto ocurre, la tripulación del buque debe dar un aviso de lo acontecido. Lo habitual es que los barcos notifiquen a las costeras y centros de coordinación de salvamento cercanos los incidentes, y estos a su vez emitan los correspondientes avisos a los navegantes.
¿Y qué ocurre a continuación? Los contenedores a la deriva que transportan mercancías “no peligrosas” no suelen provocar incidentes importantes. Lo que siempre ha preocupado, una vez que quedan a la deriva, es la seguridad en la navegación para evitar posibles colisiones de estos, contra otras embarcaciones. Lo normal es que una vez que se hunde el contenedor, se le pierda la pista, y punto final.
De la realidad de las estadísticas emana que cada año se pierden más contenedores, motivado principalmente porque, aunque los barcos parece que han parado de crecer en eslora, no ocurre lo mismo con su manga y puntal. Los buques mega portacontenedores cada vez alcanzan más filas de contenedores a lo ancho y a lo alto, lo que ha provocado que el número de incidentes con contenedores perdidos haya aumentado en los últimos años por colapso de los que se apilan en vertical sobre cubierta, y sobre todo por el Pacífico.
Pero no se trata de algo nuevo, ya que en la década de los noventa se produjeron dos hechos muy curiosos, el primero con libro incluido. El 10 de enero de 1992, un buque que cubría la ruta entre Hong Kong y Washington perdió doce contenedores en medio del océano Pacífico. Uno de ellos portaba 28.800 juguetes de plástico, entre los que se incluían patitos amarillos que quedaron a la deriva en alta mar, y que durante quince años estuvieron alcanzando playas lejanas, llegando incluso hasta Alaska (por cierto, el libro se titula Moby-Duck). La otra anécdota se produjo en febrero de 1997, cuando un temporal provocó que el portacontenedores Tokio Express perdiera 62 contenedores, que se hundieron a diez millas de tierra, al sur de Inglaterra. Uno de ellos contenía aproximadamente cinco millones de piezas de Lego que viajaban con destino a Nueva York. Casi treinta años después, los habitantes de las playas de la zona siguen recogiendo, y algunos coleccionando, pequeñas piezas del juego Lego.
¿Y por qué se pierden los contenedores? Nos encontramos con diferentes causas, pero a las ya indicadas del mal tiempo y el gigantismo de los buques (a las que a veces se une un fallo en la propulsión), y en el caso de los buques portacontenedores, se podrían añadir otras. Entre ellas: un defectuoso trincaje (sujeción) de la carga, o un mantenimiento precario del equipo de trincaje; contenedores con cantoneras defectuosas y en mal estado; fatiga del personal; o errores en la información del peso del contenedor (que influirán negativamente en el cálculo de la estabilidad, a pesar de que se suele comprobar el peso del contenedor antes de cargarlo). Muchas veces nos podremos encontrar con la suma de varios de estos problemas, que unidos a la manera en la que se estiban los contenedores a bordo, provocarán que en la mayoría de los casos se pierdan varios contenedores a la vez. Hay incidentes cercanos en el tiempo, como el protagonizado por el buque Shristi en 2023, que, navegando de Boston a la República Dominicana, perdió casi 50 contenedores. Eso sí, vacíos. En algunos casos, si pueden afectar al hábitat marino y están localizados, sí se recuperan del fondo del mar.
¿Y cuánto tiempo flota un contenedor a la deriva? Pues como todo, depende. Del tipo de contenedor, de su estado, y de la carga que porte. Algunos se hunden en horas, otros en días, y algunos pocos deciden cumplir el principio de Arquímedes, tal como lo hacen los buques, y estar meses a la deriva. Existen historias de contenedores que estuvieron más de un año a la deriva, llegando a cruzar el atlántico. Es probable que en estos momentos haya en torno a diez mil contenedores perdidos a la deriva por los mares y océanos del mundo. Hace unos años unos pescadores franceses se encontraron con uno, y decidieron abrirlo, y sorpresa: ¡estaba lleno de iphones nuevecitos!
*Raúl Villa es doctor ingeniero naval, oficial de la Armada y capitán de marina mercante.