Nota de opinión

¿Nació una nueva manera de ver el comercio exterior?

Tras nueve meses de gestión parece que ha nacido una nueva manera de pensar el comercio exterior en la Argentina y eso se ha traducido en un cambio en las políticas. ¿Qué cambios se implementaron? ¿A dónde vamos? ¿Qué falta?


11 de septiembre de 2024

Un día en diciembre comenzó a gestarse un cambio. Que quizás sea más profundo y revolucionario de lo que logramos dimensionar. El comercio exterior fue tomando un papel diferente en la economía. Hasta ahora siempre había quedado relegado a un segundo plano, y poco a poco ha ido ganando más relevancia no sólo en las noticias sino también en la toma de decisiones. Algunas medidas que se implementaron han sido profundas y trascendentales. Otras simplemente eran cuestiones mínimas pero que suman en un todo, donde lo que pasa a ser importante es cómo es posible mejorar la competitividad de las empresas argentinas y a calidad de los productos que consumimos.

El comienzo del cambio

 

Una mañana no sólo se descubrimos que no había más SIRA sino que tampoco se tramitarían más las Licencias de Importación, ya sea automáticas como no automáticas. Cambio revolucionario como pocos, no solo porque implicaba una drástica simplificación sino porque dejaba atrás algo con lo que habíamos convivido durante más de tres décadas. Si alguien nos preguntaba en noviembre del año pasado, ¿te imaginas no tener que trámitar más una licencia? La respuesta hubiera sido, no. Nuestro pensamiento hubiera estado más orientado a que las cosas funcionaran más dinámicamente, de forma más transparente y con normas claras como ya habíamos vivido en periodos anteriores. Pero no tener que gestionar más una licencia era impensado. Y sucedió. Eso ya nos estaba marcando la pauta de que no sólo cambiaba el sistema, lo que se estaba produciendo era algo más profundo, con mucha más trascendencia.

 

Quienes tomaban a las decisiones pensaban en el comercio exterior como un aliado para permitir que la industria argentina creciera, se modernizará, innovará y que los consumidores pudieran acceder a mejores productos.

 

Pero no sólo fue la SIRA y las licencias, fueron las SIRASE, la CCUCE, la Capacidad Económica Financiera, los reglamentos técnicos, los cupos, los semáforos rojos obligatorios, los controles aduaneros excesivos e innecesarios, las trabas burocráticas … fue un cambio de raíz, que comenzó a gestarse en diciembre y que se ha ido desarrollando en los últimos nueve meses.

La regularización de la deuda y el mercado cambiario

 

Una de las cosas que nos dejó la anterior gestión es una enorme deuda que superaba los USD 50 millones por importaciones de bienes y servicios. Durante los últimos meses del 2023, con el objetivo de no parar la actividad económica se autorizaban las operaciones de importación pero los pagos no salían.

 

Quizás con el tiempo hemos perdido la perspectiva pero no hay que olvidarse que nos levantábamos temprano por la mañana para ingresar al sistema de la AFIP y chequear en el MOA Reingeniería si nos habían modificado la fecha de acceso al Mercado Único y Libre de Cambios, y luego entrar en la Cuenta Corriente Única de Comercio Exterior (CCUCE) para validar el pago. Generalmente, nos sorprendíamos si la operación era autorizada, porque lo más común era que nos hubieran posdatado el acceso o que saliera error. Muchos aún nos acordamos de la cantidad de Multinotas que presentamos para pedir que se corrigieran los errores. Nunca nos daban respuesta.

 

Cuando llego la nueva administración la solución que brindaron probablemente no haya sido la que las empresas querían y necesitaban, más después de acumular deuda durante más de un año. Pero fue una solución, que permitió que algunos importadores pudieran ir canalizando sus pagos y resolviendo parte del problema.

En ese momento, el Banco Central decidió emitir el BOPREAL en tres series para que las empresas que suscribieran el Bono pudieran entregarlo en forma de pago al proveedor, o negociarlo en el mercado secundario para realizar la transferencia. También podían conservarlo en cartera y de esa manera, ir cobrando las amortizaciones e intereses para pagarle a los exportadores.

 

En ese momento, y con mucho desconocimiento, algunos dijeron que se estaba estatizando deuda privada. Nada más alejado de la realidad: las empresas tuvieron que comprar los bonos para hacerse de los dólares que el Banco Central no poseía porque las reservas netas internacionales eran negativas por USD 11.000 millones. Y al hacerlo accedían a una promesa futura de acceso a esos dólares. Salvo que lo negociaran en el mercado secundario entre privados. Al mismo tiempo, las empresas han tenido que asumir dos costos adicionales: por un lado, la suba de la alícuota del impuesto país y la devaluación que se produjó en diciembre.

 

Las empresas Mi PyME tuvieron una alternativa más sencilla ya que en el caso de haber declarado en el Empadronamiento una deuda igual o inferior a USD 500.000 podían bajo un esquema escalonado, que se liberó completamente en abril, acceder al MULC directamente para pagar.

En lo que respecta a las operaciones nuevas, poco a poco y a medida que pasaban los meses el régimen se fue flexibilizando y simplificando. Hoy la mayoría de las NCM que importan las Mi PYME se pueden cancelar a 30 días de la fecha de oficialización, mientras que para las que no se encuentran en esta situación se redujeron los plazos y de pagar en 4 cuotas cada treinta días en un plazo total de 120 días pasaron a cancelarse en dos cuotas en 60 días totales. Esto implica una reducción a la mitad de los plazos.

 

Obviamente, el lector se preguntará: ¿cómo podemos hablar de una nueva manera de pensar el comercio exterior si no hay pago anticipado ni siquiera con dólares propios? Claramente, este es el punto más complejo y uno de los más criticados. ¿Puede ser explicado? Si, pero no significa que resulte satisfactoria la respuesta. Las reservas netas internacionales siguen siendo negativas, y en el último mes se acentúo la caída. Depende la consultora privada y el método que utilice estas estarían entre USD 4.000 y USD 6.000 millones siempre negativas. En ese contexto, es que la autoridad monetaria considera que no puede permitir la salida anticipada de fondos, y necesita un esquema que permita calzar los pagos con los ingresos por las exportaciones. Es importante remarca que aún siendo diferidos, los pagos están casi en el 100% de las operaciones que se realizan todos los meses. Algo que no se veía en más de un año.

 

La única facilidad que se ha dado en nueve meses ha sido que para las importaciones de bienes de capital realizadas por empresas Mi PYME hasta el 20% del valor FOB pueda cancelarse sin registro de ingreso aduanero.

Esto es un problema, y necesita solución. ¿Llegará tras el blanqueo? Quizás con el ingreso de dólares en el sistema, se flexibilice el régimen. Sin embargo, por el momento no hay certezas. Tampoco sabemos si se dará alguna facilidad para que las empresas que aún no pudieron cancelar el total de la deuda puedan hacerlo. El mes pasado se habló de la posibilidad de emitir una nueva serie de BOPREAL pero nada nuevo se anunciado.

 

Impuesto País: su reducción dice más que el impacto que podría tener

 

Cuando asumió el ministro de Economía anunció una suba de 10 puntos del Impuesto País para aquellos productos que tributaban una alícuota del 7,5%. También para los servicios vinculados con el flete. En ese momento, se comprometió que en cuanto le fuera posible volvería atrás el aumento.

 

Cuando hace unas semanas atrás confirmó que la decisión de retrotraer el aumento se efectivizaría desde septiembre, no pocos alzaron la voz para remarcar que solamente estaba bajando lo que había aumentado. Sin embargo, en un país como la Argentina donde todo lo que sube nunca baja, la acción era más que significativa. Más cuando el gobierno asumió un fuerte compromiso con déficit cero y el Impuesto País es uno de los principales ingresos que tiene hoy el fisco dada la caída de la actividad, es una medida muy significativa. Y más aún el mensaje que dejó el gobierno: no promoverá la prórroga de la Ley por lo que en diciembre el tributo dejaría de existir.

 

Todos recordamos el caso del famoso impuesto al cheque, que se estableció de forma transitoria pero que al momento seguimos tributando, con otro nombre. En nuestro país nada es temporal, las cuesationes que suelen perjudicar a las empresas suelen venir para quedarse.

La decisión con respecto al Impuesto País se acopla a otras medidas como la exclusión del pago del IVA percepción y del Anticipo Impuesto a las Ganancias en las importaciones de los productos de la canasta básica o de determinados bienes que importan las PyME. También la reducción de derechos de importación.

 

Todo se suma y apunta a un alivio tributario que tiene un impacto directo en los procesos productivos. Recordemos que más del 70% de lo que importamos es destinado a procesos productivos. Es decir, importamos insumos, materias primas, bienes de capital, bienes intermedios, envases, entre otros. Por ejemplo, el campo que es la principal fuente de ingresos de dólares genuinos importa fertilizantes, herbicidas, maquinaría y muchos insumos más. El caso del sector agropecuario es aún más complejo porque bajo el esquema cambiario donde deben ingresar y liquidar las divisas utilizando le dólar exportador, que implica liquidar el 80% en el MULC y el 20% en el mercado financiero, se encontraban recibiendo menos pesos por dólar que ingresaban que los que debían utilizar para comprar las divisas para pagar sus insumos. A eso se le suma la eterna discusión de las retenciones. Hoy con la reducción de la alícuota se observa que, si bien sigue siendo mayor el tipo de cambio importador, la diferencia es menor.

En el caso de los exportadores, el impacto no se siente aún. Pero ¿Qué pasa con los precios que pagan los consumidores? En algunos casos, hubo reducciones inmediatas como sucedió en el caso de algunas automotrices. Otras aún están evaluando el impacto. En otros casos, el impacto es prácticamente nulo porque el insumo importado representa un porcentaje muy bajo dentro del costo total del producto. Y lamentablemente, por las cuestiones macroeconómicas que son de conocimiento de todos, precios y tarifas locales aún no se han acomodado. Además, existen muchas dificultades vinculadas con la logística y la infraestructura que hoy perjudican a las firmas y les impiden mejorar su productividad.

 

Apertura comercial e inserción internacional

 

Otro de los cambios que se observó en este último tiempo fue la voluntad de una mayor inserción en el comercio internacional, así como generar acuerdos comerciales que permitan mayor intercambio. Por ahora, ha sido un cambio de postura y una manifestación que no se ha logrado traducir en algo concreto.

 

Argentina es parte del MERCOSUR y debe realizar sus acuerdos como bloque. Pero el cambio de postura de nuestro país es alentador. Todos esperamos el que se cierre el acuerdo con la Unión Europea. Sin embargo, es probable que la apertura comercial con este bloque deba seguir esperando.

Más allá de que el MERCOSUR necesita seguir creciendo, actualizarse y sacarse las telarañas de años de estancamiento, los socios deben revisar los cambios que se han dado en sus matrices productivas. De manera tal que puedan considerar readecuar los tributos que hoy aplican, pensando en como potenciar sus economías.

 

 ¿Y qué pasa con lo pendiente?

 

Para responder la pregunta inicial, obviamente que quedan muchos puntos pendientes de resolver. ¿Por qué? Porque como parte de una nueva manera de pensar el comercio exterior es necesario terminar con la cuestión de las retenciones, resolver las cuestiones cambiarias, continuar con el camino de la desburocratización y llevar adelante cambios estructurales que permitan potenciar la competitividad.

 

Es entendible que en la situación macroeconómica actual sea difícil eliminar de cuajo las retenciones, pero el camino debe ser ese. Y no sólo para el campo, también para los productos industriales.

 

Es necesario que retorne la normalidad al mercado cambiario en cuanto las reservas lo permitan. El blanqueo puede ser una excelente oportunidad para rehabilitar el pago con dólares propios, para que aquellos que ingresan puedan usar esos fondos para pagar sus operaciones en las condiciones que se lo requiere el proveedor.

 

Hay que trabajar urgente en el desarrollo y la mejora de la infraestructura para que la logística nos permita mejorar los costos y no depender tanto de cuestiones vinculadas con el tipo de cambio.

En el proceso, hay cuestiones que quizás deban reverse o replantearse. Y para ello, es necesario también hay que trabajar mancomunadamente con los aliados naturales como son los despachantes de aduana.

¿Nació una nueva manera de pensar el comercio exterior?

 

Ya no se piensa en el comex como enemigo de la economía local y de la industria nacional. Por el contrario, se lo toma como parte esencial para que todo funcione adecuadamente.

 

Los números no mienten, ante una recesión económica como la que estamos atravesando y como consecuencia de la incertidumbre y los problemas que vivimos el año pasado, las importaciones se han contraído sustancialmente. Cuando la actividad económica empiece a reactivarse y mejoren cuestiones cambiarias, las compras al exterior se incrementarán y no será para destruir el trabajo argentino. Sino que será para abastecer a las plantas de insumos, materias primas y maquinarias.

 

Hay industriales argentinos, no sólo se “ensambla” en nuestro país. Hay empresarios que hace años apuestan al país, y para poder trabajar no solo necesitan estabilidad económica sino certeza que podrán contar con los elementos necesarios para producir. Hay muchos argentinos que tienen voluntad de construir y que quieren crecer, la clave es que el Estado le saque la presión que ha estado ejerciendo durante décadas considerándolo su enemigo.

 

La riqueza verdadera la genera el sector privado, y es quien puede llevar a la Argentina a una nueva época. Del Estado necesita que acompañe eliminado las trabas, simplificando y desburocratizando. En el caso del quienes están gestionando el comercio exterior, esto parece haber calado hondo y lo han tomado como el camino a seguir.

En cuanto a la política económica general, podríamos analizar y hablar mucho más, pero no será hoy. Como siempre podemos decir: podemos estar de acuerdo con algunas cosas y con otras no. Es lógico y comprensible. Pero no podemos negar que poco a poco el comercio exterior ha ido tomando un nuevo rumbo. Quizás estamos ante el nacimiento de una nueva época en la manera de gestionar el comercio internacional en nuestro país. El tiempo dirá. Claramente quedan muchas dificultades por delante, pero en el día que conmemoramos a Sarmiento una frase del padre de la escuela es adecuada para cerrar “Si no existieran dificultades, no habría éxitos”.