La experiencia de una empresa argentina que ya lanzó 21 satélites al espacio
Son emprendedores argentinos quienes fundaron Satellogic, una startup dedicada a la observación de la tierra a través de la puesta en órbita de microsatélites. Cuáles son sus aportes en materia de logística y monitoreo del planeta.
La motivación inicial que tuvieron los creadores de Satellogic para idear esta empresa fue cómo hacer para poder ayudar a distribuir mejor los recursos del planeta. ¿Cómo proporcionaremos alimentos a nueve mil millones de personas? ¿Cómo satisfaceremos nuestras necesidades energéticas sin agotar los recursos de las generaciones futuras? ¿Cómo está cambiando nuestro mundo? Son algunas de las interrogantes que se plantearon a la hora de emprender este innovador proyecto. De esta manera, se pusieron a pensar la forma de monitorear y cuidar mejor los recursos naturales que tenemos, para identificarlos y poder luego utilizarlos de manera más eficiente para alimentar a la población mundial.
Así nació Satellogic, planteando un camino hacia una nueva era de observación de la tierra con la puesta en órbita de microsatélites que cuentan con cámaras de alta resolución y capacidad para monitorear recursos, fronteras e infraestructura a bajo costo. Para que esa información pueda luego emplearse para optimizar el uso de recursos, mejorar la eficiencia del uso de agua, así como para prevenir desastres naturales, entre otras utilidades.
Conversamos con el Ing. Luciano Giesso, quien forma parte de esta compañía que ya puso en órbita 21 satélites y lidera el mercado mundial de captura de imágenes con alta resolución desde el espacio. También acaban de firmar un acuerdo de preferencia con SpaceX para el lanzamiento de sus satélites que se desarrollan en la Argentina y se construyen en Uruguay. La empresa posee más de 200 empleados y tiene oficinas en 8 ciudades del mundo.
Respecto al origen de esta empresa, si nos puede ampliar acerca de cómo se les ocurrió esta idea y fueron llevándola adelante.
Ing. Luciano Giesso: La empresa fue fundada por emprendedores argentinos, Emiliano Kargieman y Gerardo Richarte. Ellos venían del mundo del software. Emiliano había trabajado en Core Security, empresa dedicada a la seguridad informática, nada que ver con el espacio. Pero forma parte una generación que empieza a cuestionarse ese compromiso de cara al cuidado del planeta y se puso a pensar cómo poder eficientar el uso de los recursos a través de contar con mayor información; y un poco elaborando esa idea es que también realizó un máster en una Universidad de California, en donde participó de un programa de la NASA en conjunto con Singularity University; y ese fue el puntapié inicial de Satellogic. Así, visitando la NASA se dio cuenta que podía encontrar respuestas mirando la Tierra desde el espacio; y entonces se puso a fabricar satélites.
¿Qué características tienen los satélites que fabrican?
L.G.: El primer diseño fue un satélite experimental, muy pequeño, no es lo que hacemos hoy, pero los primeros dos satélites fueron CubeSat y contaron en ese momento con el apoyo del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. Emiliano en ese momento estaba viviendo en California y volvió a la Argentina para presentar el plan al Ministerio, que luego lo puso en contacto con el INVAP. El primer satélite se desarrolló con el INVAP en sus instalaciones y una vez que se aprendió cómo hacerlo fabricamos otros, hoy ya la empresa tiene 21 satélites lanzados. Los otros 20 no fueron desarrollados con el INVAP, pero todo ese primer período fue la fase de experimentación. El primer satélite se lanzó en el 2013 y luego hubo otro a finales de ese mismo año.
Así llegamos a diseñar nuestro microsatélite actual, que tiene 90 centímetros de altura y 50 cm de ancho. Se trata de un satélite de observación, que cuenta con un telescopio cilíndrico muy grande y lleva una cámara de alta definición. También posee otra cámara en una bahía lateral. Son satélites que llevan dos cámaras incorporadas para poder realizar la observación de la tierra, una que se llama multiespectral que monitorea muy de cerca; y otra es hiperespectral con propiedades que permiten distinguir por ejemplo entre cultivos sanos de enfermos, o distintos niveles de humedades en diferentes tipos de suelos, es decir observa de manera microscópica. Esa observación se realiza a menos de un metro de la tierra, por lo tanto las imágenes que se obtienen son de muy alta definición.
Los microsatélites los empezamos a fabricar desde 2016 y a partir de ahí empezamos a hacer varias generaciones de satélites distintos que venimos desarrollando desde ese momento hasta la actualidad. Cada uno fue mejorando en cuanto a tecnología, óptica y capacidad; y de esa manera llegamos a los 21 satélites que tenemos hoy en órbita. Los últimos 10 fueron lanzados todos juntos en noviembre pasado, que fue el lanzamiento más importante que hicimos en nuestra historia.
¿Los satélites se arman acá en Argentina? ¿Qué pasa con los componentes, son nacionales o los importan?
L.G.: Si bien acá tenemos todo el equipo de ingeniería, porque somos una empresa fundada en este país, los satélites no los armamos en Argentina.
Tenemos en el país alrededor de 100 ingenieros; físicos; matemáticos que están detrás de todas las invenciones que hacemos; y además está el equipo de operaciones que es el que monitorea los satélites ya orbitando, pero los satélites se integran en una zona franca que se encuentra en Montevideo, Uruguay. Ahí es donde tenemos condiciones de importación y exportación más convenientes. Hay que tener en cuenta que por estar en una zona franca no se pagan impuestos, así que desde el 2015 todos los satélites los integramos ahí.
¿Cuál es la principal utilidad que tiene hoy este servicio que brindan, y quiénes son sus principales clientes?
L.G.: La observación de la Tierra tiene múltiples utilidades. La prevención de desastres naturales, es algo que estamos trabajando muy fuerte. Hoy nuestro mercado lo constituye diría que en un 80 por ciento Gobiernos y el 20 restante son clientes del sector privado. Estamos hablando sobre todo con agencias espaciales del mundo; con Ministerios de Ciencia; de Defensa; de Agricultura. También organizaciones como Naciones Unidas o aquellas ligadas a la actividad gubernamental; pero fundamentalmente los Gobiernos son quienes hoy consumen en su mayoría capacidades espaciales.
En el sector privado, en general firmamos acuerdos con empresas que distribuyen nuestras imágenes y en tal sentido tenemos Acuerdos de ese tipo firmados en Europa; América, Asia Pacífico también en otras regiones como en el Norte de África. Son terceros clientes que ya tienen un mercado cautivo existente y venden nuestras imágenes en esos mercados.
La idea original de ustedes fue democratizar esas imágenes, ¿es posible que toda esa información que sirve para la toma de decisiones pueda estar al alcance de todos los países, cómo son los costos?
L.G.: Bueno justamente esa fue la idea. Cómo hacer para poder democratizar datos espaciales, porque esos datos hace mucho tiempo que existen pero no están al alcance de todos los países porque siempre fueron históricamente muy caros.
Un satélite tradicional puede llegar a costar un billón de dólares. Esos son los números que se manejan en el negocio espacial tradicional.
Nosotros fabricamos, en cambio, satélites propios que cuestan mil veces menos, estamos hablando de alrededor de medio millón de dólares como costo que puede llegar un satélite; y eso nos permite poder trasladar a precios muy competitivos dentro del mercado en el que participamos.
Entonces una forma de democratizar esa información es justamente poder bajar costos de una manera muy importante para permitir el acceso a esos datos.
Además, tenemos todo nuestro proceso que está integrado de punta a punta; los diseños son propios, por eso todas las invenciones que hicimos las patentamos. Tenemos ya 8 patentes otorgadas en Estados Unidos, Europa y Japón; hay 32 patentes que están en proceso de otorgamiento, y unas 15 o 20 invenciones que van a pasar luego al proceso de patentamiento.
Todo este desarrollo es innovador en el sentido que tiene mucho de ingeniería e invención nuestra en el modo en que capturamos las imágenes. Se debe entender que los satélites van a 8 kilómetros por segundo; 7 mil kilómetros por hora y dan 16 vueltas a la tierra por día, con lo cual obtener una imagen precisa de un punto es muy difícil, pero nosotros encontramos la manera de poder hacerlo y todo ese proceso lo tenemos patentado
¿De qué forma cree que toda esa tecnología puede ser de mayor utilidad para la Argentina o hacer aportes al comercio exterior; en qué funciones estos satélites pueden servir al país?
L.G.: Nosotros tenemos relación con la agencia espacial Argentina. Se conversó con ellos en su momento acerca de poder elaborar un proyecto en conjunto o hacer aportes. Pero la verdad es que hoy Argentina no es cliente nuestro.
En general, a los países les interesa mucho todo lo que tiene que ver con el cuidado de fronteras o de urbanizaciones, cultivos ilegales, etc. Muchas veces los Gobiernos nos piden el uso de un satélite para orbitar un país propio, o puede ser usado también para la detección de catástrofes naturales como terremotos, tsunamis, etc. Hay muchos usos en términos de observar la tierra y el espacio, tanto estatal como privado. Es decir, tiene múltiples utilidades, por un lado está la prevención de desastres que es algo que estamos trabajando muy fuerte, incluso hemos comprometido nuestra constelación de satélites en un programa internacional para poder acudir en ayuda ante una emergencia mundial.
Con el mundo privado también trabajamos con clientes de arquitectura o de forestación, seguros. También en energía, en particular en el sector de petróleo, en donde monitoreamos lugares por donde pasan ductos, o yacimientos grandes, buscamos cambios en las infraestructura, derrames.
¿Podrían utilizarse los satélites por ejemplo para prevenir la pesca ilegal?
L.G.: El tema es que en ese caso los barcos están en movimiento, por lo tanto depende mucho de cuál sea la revisita para la cual se contrata el satélite. En realidad sirven más para detectar los barcos que están amarrados, aunque se pueden hacer revisitas de hasta tres veces por día de un mismo punto. Nosotros podemos tomar imágenes cada 8 horas de un mismo lugar, con imágenes de alta resolución, eso es algo totalmente inédito. Nadie en el mundo tiene esta capacidad que tenemos hoy y eso lo logramos en base al último lanzamiento conformando una constelación de muy alta revisita.
Pero aún así, si en esa ventana de 8 horas el barco se movió tal vez no logramos detectarlo. Por eso cuando hacemos monitoreo de barcos y aviones estamos pensando más en monitorear puertos o aeropuertos con naves quietas, que pensando en seguir un barco en tiempo real. Hace poco estuvimos brindando servicio por un barco que está encallado en la costa de Venezuela con barriles de petróleo a bordo, lo que podría causar una catástrofe ecológica.
No obstante, los satélites podrían capturar en una imagen ampliada, a un barco navegando ilegalmente en la plataforma de otro país.
¿Cómo manejan el tema del almacenamiento de imágenes?
L.G.: Todo lo que capturamos queda en nuestro archivo, en este mercado pueden solicitar imágenes nuevas pero también imágenes de archivo, así que estamos construyendo nuestro propio archivo que todavía es pequeño. Toda esa información se guarda y está en la nube, no tenemos almacenamiento local, pero por nuestra herencia informática tenemos muchos gurúes en seguridad informática, porque mucha parte del equipo venía de ese rubro, así que todas las imágenes y datos nuestros están debidamente encriptados. Todo está muy bien cuidado en ese sentido.
Nuestros satélites son un 80 por ciento software así que estamos constantemente actualizándolos. Eso no quiere decir que si se rompe algo físico lo podemos arreglar, porque no existe servicio técnico del espacio. Por eso nuestra estrategia es tener muchos satélites en órbita, el objetivo que tenemos ahora es llegar al 2025 con 300 satélites orbitando en todo momento y poder mirar la tierra en tiempo real. Eso nos da una capacidad de revisita de puntos de interés de 60 veces por dia; y un remapeo completo de globo terráqueo diario.
Si quisiéramos podríamos obtener una imagen de cada uno de los puntos del planeta al menos una vez por mes.
También estamos enfocados en lograr una mejora en la resolución de la imagen, queremos llegar al límite inferior que se permite de uso civil de imágenes, porque más allá de eso ya serían imágenes de uso militar. Queremos llegar al máximo que nos permita la utilización de los satélites para usos pacíficos, y eso también es algo que vamos a lograr por medio de este armado de constelación de satélites.
¿Cómo es la operatividad del mapeo de imagenes a través de satélites?
L.G.: El satélite toma las imágenes que se bajan a una estación terrena. Tenemos 5 estaciones terrenas que no son propias, utilizamos estaciones terrenas de terceros que están en los dos Polos -en Noruega y en la Antártida; esas son las estaciones que leen más seguido los satélites porque su trayectoria es de Polo a Polo-. También tenemos una estación en Córdoba, otra en Sudáfrica y una en Italia. Los satélites pueden estar incomunicados sólo con un máximo de 45 minutos, lo cual es muy poco tiempo, y una vez que esas imágenes bajan, las procesamos en tierra, descomponemos la banda y luego las transformamos en un producto para entregar al cliente final. En esa entrega también se puede hacer un proceso de mejorar la resolución o también obtener video.
¿Es un rubro en donde hay mucha competencia?
L.G.: Hay competidores internacionales, empresas de Estados Unidos, Japón y Europa que brindan este tipo de servicios, pero ninguno tiene la ecuación de costos que tenemos nosotros. Tenemos una relación de costo, frecuencia y alta calidad de imagen que hoy es única en el mercado.
Una imagen estándar nuestra vale 6 dólares el metro cuadrado que es algo muy económico para el mercado. Se debe contemplar además que una imagen satelital tiene 100 kilómetros cuadrados promedio, por eso es que en general trabajamos con Gobiernos o con distribuidoras que cortan las imágenes para clientes más chicos.
En la actualidad, ¿están haciendo lanzamientos de satélites?
L.G.: El año pasado, con toda la situación de pandemia, tuvimos un satélite 8 meses esperando poder despegar, y tener un satélite parado en tierra es lo que queremos evitar. Así que acabamos de firmar un acuerdo de preferencia con SpaceX en dónde vamos a lanzar durante todo este año y por lo menos los próximos dos años. Eso se va a realizar en Estados Unidos. A la fecha habíamos lanzado también en Rusia, China y en Guayana francesa porque hay empresas europeas que tienen ahí su plataforma de lanzamiento.
El negocio de lanzamiento y coheterías, es todo un negocio en sí mismo. Así que tomamos el cohete que mejor nos deje.
Nosotros fabricamos satélites muy rápido, estamos sacando un satélite cada tres meses, eso es muy veloz para la industria y no hay cohetes disponibles todo el tiempo, por lo tanto teníamos un cuello de botella en ese sentido. Además buscamos el recambio de los satélites cada tres o cuatro años y eso requiere lanzar satélites con mucha frecuencia y nadie nos podía ofrecer esa frecuencia, excepto SpaceX que ahora está haciendo cohetes que vuelven, y la verdad que están lanzando mucho. Incluso están poniendo sus propias constelaciones también en órbita, así que es un socio perfecto. Nosotros nos dedicamos a los satélites, con la idea de que duren poco en el espacio, por eso buscamos cambiarlos todo el tiempo, que es un concepto que se trabaja mucho en el mundo informático, y esa es otra gran diferencia que tenemos con la industria espacial tradicional.
¿Qué ventajas o riesgos les brinda lanzar muchos satélites en simultáneo como hicieron hace poco; y por otro lado, si existen seguros para satélites?
L.G.: Afrontamos un riesgo muy alto al lanzar 10 satélites a la vez, teniendo en cuenta que 1 de cada 50 satélites fracasa y se cae, entonces haber puesto tantos huevos en la misma canasta, la verdad fue bastante estresante. Por lo menos hasta que se produjo la inyección orbital.
Existen seguros para satélites, por lo que la inversión está asegurada, pero lo que no se recupera es el tiempo.
Nuestro mayor foco en la actualidad es justamente poder tener constelaciones satelitales dedicadas -satellite as a service-, en donde le brindamos al Gobierno la posibilidad de operar una flota de nuestro satélite, es decir una porción de la constelación en tanto satélite esté pasando por ese territorio o país del que se trate. Para ello, instalamos en tierra un centro de operaciones que permite obtener de nuestro satélite las imágenes que necesitan y cuando termina de salir por la frontera de ese país retomamos nosotros el control y lo usamos para otra cosa. Es decir, le cobramos solamente por el tiempo que lo utiliza.
Así fue como ganamos un importante contrato, donde competíamos con una empresa tradicional del mundo satelital que quería vender un satélite de 180 millones de dólares, contra nuestra oferta que fue de 38 millones de dólares por 6 años, con cobertura de 12 satélites. De hecho fuimos premiados por ese servicio en el 2019 como Satellite Technology of the Year. Eso tiene que ver con nuestra propia herencia, que nos permite mirar las cosas de otra manera porque la industria informática trabaja con gran competitividad y exponencialidad de crecimiento, algo que la industria aeroespacial por muchos años no tuvo. Realmente tenemos un gran equipo de trabajo, de talento argentino, con ingenieros muy jóvenes y capaces, que están desarrollando satélites que funcionan muy bien y están siendo distinguidos en el mercado.