Bahía Blanca asoma como nuevo polo de data centers: energía abundante, beneficios fiscales y baja latencia atraen inversiones
En un contexto en el que Argentina comienza a recuperar atractivo para las inversiones de largo plazo, Bahía Blanca emerge como una pieza estratégica para el desarrollo de infraestructura digital. Así lo planteó Pablo Amarelle, gerente general de Zonasur, durante una entrevista con Steve Sasse, director regional para las Américas de datacenterHawk, donde analizó por qué el país podría convertirse en la próxima frontera de crecimiento para los data centers en la región.
De la incertidumbre al reacomodamiento del mercado
Argentina, tercera economía de América Latina, arrastra una brecha significativa en capacidad de centros de datos. Amarelle explicó que la inestabilidad macroeconómica, la inflación y los controles de capital frenaron por años proyectos que requieren previsibilidad y fuertes desembolsos. Ese combo disuadió a desarrolladores globales, incluso cuando la demanda local crecía.
Pero el escenario empieza a reconfigurarse. La eliminación de restricciones cambiarias y un clima político más favorable están modificando la percepción de riesgo. Según Amarelle, este giro abre una ventana para capturar inversiones que buscan mercados con espacio para expandirse y que aún carecen de infraestructura moderna.
Energía y fiscalidad: las cartas fuertes de Bahía Blanca
Uno de los puntos más destacados de la conversación fue el posicionamiento energético de Bahía Blanca. La ciudad es, en palabras de Amarelle, un “nodo exportador” de electricidad, con más de 2 GW de generación y nuevos proyectos eólicos en camino. Esa oferta abundante evita los cuellos de botella de transmisión que complican otras plazas del país.
A esto se suma el régimen de zona franca que administra Zonasur. Para los desarrolladores, instalarse en la ZF implica una reducción del 27% en el costo de la energía por exención de IVA, además de la eliminación de aranceles a la importación de equipos. En un sector altamente intensivo en capital, esos incentivos marcan la diferencia y mejoran la previsibilidad financiera de los proyectos.
Conectividad de nivel internacional
La ubicación también juega a favor. Bahía Blanca funciona como un nodo de comunicaciones con múltiples operadores, rutas de fibra redundantes y una conexión clave hacia Buenos Aires y la estación de amarre de cables submarinos en Las Toninas. La latencia (entre 5,5 y 7 milisegundos hacia la capital) habilita aplicaciones sensibles al tiempo de respuesta y consolida a la región como alternativa viable frente a los mercados primarios saturados.
Según Amarelle, el país combina un potencial aún poco explotado con una fuerza laboral calificada y una economía del conocimiento en expansión. En este tablero, Zonasur se presenta como una plataforma de entrada con costos competitivos, seguridad jurídica dentro del régimen franco y disponibilidad energética asegurada.
Para los jugadores del ecosistema digital, la lectura es clara: Argentina podría estar iniciando un ciclo de inversiones donde Bahía Blanca gane protagonismo como enclave para nuevos desarrollos. Si las condiciones se mantienen, la región podría transformarse en uno de los puntos más dinámicos del mapa latinoamericano de data centers.







































