Morgan, custodiando los mares y ríos que Argentina olvida

Pibe: – Morgan… ¡escuché que frenaron el decreto 340! ¿Eso es bueno o malo?


22 de julio de 2025

Morgan: – Pibe… es lo mejor que pasó en meses en esta costa olvidada. El decreto 340 era dinamita pura: querían desregular todo y, de yapa, limitar el derecho a huelga. Un combo perfecto para rifar la Marina Mercante nacional a los intereses de afuera.

Pibe: – ¿O sea que el decreto era un riesgo?

Morgan: – ¡Pero claro! Imaginate: sin protección para la Marina Mercante argentina y sin herramientas para que los trabajadores se defiendan… ¿quién iba a quedar navegando? Las banderas de conveniencia, Pibe. Esas que sólo aparecen cuando hay negocios fáciles.

Pibe: – Pero ahora la Justicia lo suspendió…

Morgan: – Sí, el fuero Contencioso Administrativo Federal lo frenó porque hasta ellos vieron el desastre que se venía para la industria local. Y no sólo eso: la Cámara del Trabajo ordenó reincorporar a los trabajadores que habían echado por ejercer su derecho constitucional a huelga.

Pibe: – Entonces, ¿esto le da un respiro a la Marina Mercante nacional?

Morgan: – Exacto. Un poco de aire… pero no te confundas: esto no es una victoria definitiva. Esto es sólo un alto en el camino. Mientras no haya políticas de Estado serias, contundentes y sostenidas, vamos a seguir flotando a la deriva.

Pibe: – ¿Y quién debería tomar nota de esto?
Morgan: – ¡Federico Sturzenegger, Pibe! Ese ministro de Desregulación que está tan apurado por ajustar Excel que no ve que el mar no se puede gobernar con fórmulas. Haceme un favor: mandale el artículo que salió en La Prensa, "Crónicas de un naufragio anunciado". Que lo lea antes de firmar cualquier otro decreto improvisado.

Pibe: – ¿Qué decía ese artículo?
Morgan: – Que Argentina alguna vez tuvo submarinos, destructores, astilleros, y hasta una Armada poderosa… y que ahora sólo flotamos en discursos y promesas. Somos un país que tuvo pero no tiene, que fue pero ya no es… y lo peor: que ni siquiera parece doler.

Pibe: – ¿Y la economía azul de la que tanto se habla?

Morgan: – Bah… hablar es gratis. Claro que más del 70% de la superficie de este planeta es agua, y que nuestros mares podrían ser la base de transporte, energía, pesca, recreación… pero sin Marina Mercante nacional, sin trabajadores protegidos y organizados, la economía azul va a ser celeste… y ajena.

Pibe: – ¿Y cómo lo arreglamos?

Morgan: – Con decisiones, Pibe… políticas de estado verdaderas. No remiendos ni decretos que ahogan a nuestra propia gente mientras benefician a operadores de afuera. Necesitamos Marina Mercante con tripulaciones argentinas, con astilleros funcionando, con industria local viva.

Pibe: – O sea que esta suspensión judicial es sólo una advertencia…

Morgan: – Una advertencia… o un salvavidas. Depende quién lo tome.
Pero mientras tanto, que no te cuenten cuentos: la defensa de nuestros ríos y mares sólo puede complementarse con nuestra Marina Mercante… la de bandera argentina, no la de conveniencia.

Pibe: – ¿Cómo sigue esto, Morgan?

Morgan: – Como siempre, Pibe… flotando en la nostalgia hasta que alguien recuerde que el mar es frontera, pero también puerta. Que la soberanía no se escribe en decretos: se ejerce en el agua, con barcos propios y tripulaciones propias.
Y mirá lo que te digo: el mar no perdona… y tampoco espera.