Juan Carlos Schmid: “La desregulación es una estocada de muerte para la Marina Mercante nacional”
Mientras el Decreto 340 —que promueve la desregulación de la Marina Mercante— se debate en el Congreso, la discusión sobre el futuro del sector marítimo y fluvial se intensifica. Diputados ya rechazaron varios de sus artículos y ahora será el Senado quien defina si prospera una iniciativa que, según sindicatos y especialistas, amenaza la soberanía, el trabajo argentino y la capacidad logística del país.
En diálogo con Comex, Juan Carlos Schmid, secretario general del Sindicato de Dragado y Balizamiento, analizó el impacto del decreto impulsado por Federico Sturzenegger, el estado actual de la flota nacional, la situación del dragado y los desafíos estratégicos en un escenario global marcado por tensiones geopolíticas.
“La Marina Mercante se está desarmando”
En sus intervenciones públicas ha señalado que la Marina Mercante está cada vez más debilitada. ¿Cuál es su diagnóstico actual?
—Nuestra Marina Mercante se está desarmando. La desregulación marítima que impulsa Sturzenegger es una estocada de muerte para lo poco que queda del cabotaje y de la flota nacional. Esto no solo destruye la capacidad operativa: deja al país vulnerable en materia de tripulaciones de reserva, conocimiento y política de defensa. Históricamente, las marinas mercantes han sido la reserva estratégica de las Fuerzas Armadas.
¿Por qué considera que se toma un rumbo contrario al de otros países?
—Porque estamos yendo en sentido opuesto a lo que marca el mundo. Hoy, en medio de una disputa geopolítica entre Estados Unidos y China por el dominio de los océanos, los países fortalecen sus políticas marítimas, su sistema portuario y su comercio exterior. Nosotros, en cambio, lo estamos desmantelando.
Ignorancia y falta de diálogo
¿Se trata de una decisión política deliberada o de desconocimiento?
—Se debe a la ignorancia. Este es un gobierno que no quiere escuchar. El propio presidente dijo que no cree en el diálogo ni en el consenso, porque son un obstáculo para el desarrollo. Cuando un gobierno parte de esa base, cierra la ventanilla para cualquier propuesta.
¿Las protestas sociales y sindicales pueden revertir esta política?
—No al día siguiente, pero sí como parte de un proceso. Cuando las manifestaciones se sostienen en el tiempo, cuando se suman los gobernadores y los actores económicos, ahí empieza a haber un cambio. La democracia tiene sus tiempos, y no siempre coinciden con la urgencia de la gente.
El Decreto 340 y su antecedente: “Este es peor que el 1772”
El Decreto 340 tiene puntos muy similares al 1772, cuestionado en su momento. ¿Cuál es su lectura?
—Son el mismo espíritu. Este es peor todavía, porque puede terminar con todo. Es parte de una desregulación más amplia, que abarca la vida económica, las relaciones con las provincias, el comercio exterior y la industria. Es una apertura indiscriminada que compra trabajo extranjero y desplaza trabajo argentino. Abrir la navegación interna y el cabotaje al negocio extranjero es una locura.
Flota nacional y falta de reacción empresaria
¿Cuántos buques de ultramar tiene hoy la Marina Mercante?
—No llegan ni a diez.
¿Cómo evalúa la reacción de los armadores nacionales ante este panorama?
—Si algo les falta es coraje. No se levantan frente a medidas que ponen en riesgo su propio negocio y el trabajo argentino.
Dragado, licitaciones y defensa del interés nacional
En cuanto a la licitación del dragado, ¿cuál es la postura del sindicato?
—Queremos que se resuelva pronto, defendiendo el interés nacional y generando trabajo argentino. La hidrovía es por donde entra la mayor cantidad de dólares a la Argentina. Necesitamos saber con quién negociar y mantener el corredor como un sistema integrado, no dividido en tramos como si fuera una autopista. Además, hay que respetar estándares internacionales y el medio ambiente: hemos sufrido la peor bajante en 70 años y el cambio climático lo agrava.
Puertos, Vaca Muerta y visión estratégica
En materia portuaria, ¿cómo se articulan las necesidades del sector agroexportador y de Vaca Muerta?
—Son flujos exportables diferentes, pero ambos requieren infraestructura y flota nacional. Si no tenemos barcos propios para transportar el saldo exportable de hidrocarburos, terminaremos entregando ese negocio a flotas extranjeras, perdiendo trabajo y soberanía.
Conclusión
Para Schmid, el Decreto 340 no es un hecho aislado, sino parte de una política económica que ignora la importancia estratégica de la Marina Mercante para la defensa, el comercio y la producción nacional. Mientras el Senado se prepara para debatirlo, el gremialista insiste en que el rumbo actual abre la puerta a un escenario de dependencia logística y pérdida de control sobre los recursos marítimos y fluviales del país.