Estados Unidos tomará represalias contra miembros de la OMI que respalden plan de cero emisiones netas
Estados Unidos rechazó nuevamente la propuesta de cero emisiones netas de la Organización Marítima Internacional (OMI), la que busca reducir los gases de efecto invernadero (GEI) del sector naviero. Además, comunicó que se tomarán represalias contra los miembros del organismo de las Naciones Unidas que no adopten la postura del país norteamericano.
El anuncio, realizado en una declaración conjunta por el Secretario de Estado Marco Rubio, el Secretario de Comercio Howard Lutnick, el Secretario de Energía Chris Wright y el Secretario de Transporte Sean Duffy, se produce antes de una votación en la OMI para adoptar la propuesta de cero emisiones netas en octubre.
Esto también ocurre en un momento en que la administración Trump utiliza los aranceles como una herramienta para influir en el comportamiento de los líderes de otras naciones, incluidas China, India y Brasil, mientras Estados Unidos retira su apoyo a las regulaciones destinadas a frenar el cambio climático.
La Administración Trump rechaza de manera inequívoca esta propuesta presentada ante la OMI y no tolerará ninguna medida que aumente los costes para nuestros ciudadanos, proveedores de energía, compañías navieras y sus clientes, o turistas. Lucharemos con firmeza para proteger al pueblo estadounidense y sus intereses económicos”, afirma el comunicado.
“Los otros miembros de la OMI deben saber que esperamos su apoyo contra esta medida y que no dudaremos en tomar represalias o buscar soluciones para nuestros ciudadanos si esta iniciativa fracasa”, continuó.
Estados Unidos, uno de los 176 estados miembros de la OMI, abandonó las conversaciones de la OMI sobre el marco de cero emisiones netas en abril e instó a otros -en un memorando visto por Reuters- a reconsiderar su apoyo al mismo.
Los Estados miembros de la OMI acordaron el marco de cero emisiones netas en abril tras una votación que requirió una mayoría simple: 63 Estados miembros, incluidos China, Brasil y países de la UE, votaron a favor, mientras que solo 16 Estados votaron en contra.
En octubre, la votación requeriría una mayoría de dos tercios de los 108 Estados miembros que ratificaron la legislación clave destinada a reducir la contaminación del transporte marítimo. La OMI solo recurre a la votación si no hay acuerdo sobre una regulación entre los Estados miembros.
Los buques oceánicos transportan alrededor del 80% del comercio mundial y son responsables de casi el 3% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. La industria se encuentra bajo presión de ambientalistas e inversores para implementar medidas climáticas más concretas, incluyendo un impuesto al carbono.
Múltiples grandes compañías de transporte marítimo ya se han comprometido a realizar operaciones con emisiones netas cero para 2050. Varios grupos industriales que los representan apoyan la legislación, aunque sus miembros piden incentivos, incluida la imposición de tarifas a los combustibles fósiles contaminantes para ayudar a compensar el mayor costo de los carburantes verdes.
El Consejo Mundial de Transporte Marítimo, que representa a importantes empresas como la naviera Maersk y Wallenius Wilhelmsen, se negó a hacer comentarios.
El presidente Donald Trump también ha dicho que retirará a Estados Unidos del acuerdo climático de París, que estableció el objetivo de que los países alcancen emisiones netas cero para 2050.
Estados Unidos
La misiva del país norteamericano remarcó que “el presidente Trump ha dejado claro que Estados Unidos no aceptará ningún acuerdo medioambiental internacional que suponga una carga indebida o injusta para Estados Unidos o que perjudique los intereses del pueblo estadounidense. Este mes de octubre, los miembros de la OMI se disponen a estudiar la adopción del denominado marco de emisiones netas nulas, cuyo objetivo es reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero del sector del transporte marítimo internacional”.
“Independientemente de los objetivos declarados, el marco propuesto es, en la práctica, un impuesto mundial sobre el carbono que grava a los estadounidenses y que es recaudado por una organización de las Naciones Unidas que no rinde cuentas. Estas normas sobre combustibles beneficiarían convenientemente a China, al exigir el uso de combustibles caros que no están disponibles a escala mundial. Estas normas también impedirían el uso de tecnologías probadas que alimentan las flotas navieras mundiales, incluidas las opciones de bajas emisiones en las que la industria estadounidense es líder, como el gas natural licuado (GNL) y los biocombustibles”.
A raíz de lo planteado, desde la Casa Blanca se subraya que “los buques tendrán que pagar tasas por no cumplir normas de combustible y objetivos de emisiones inalcanzables. Estas tasas encarecerán los costes de la energía, el transporte y los cruceros de ocio. Incluso los buques pequeños incurrirían en tasas por valor de millones de dólares, lo que encarecería directamente los costes para los consumidores estadounidenses”.
Finalmente, cabe mencionar que Estados Unidos está participando actualmente en negociaciones en la ONU para asegurar un tratado global para reducir la contaminación plástica. También ha advertido a los países en un memorando que no apoyará un pacto que establezca límites a la contaminación plástica y prohíba el uso de ciertos productos químicos.